Ubicado en la ciudad de Buenos Aires, curiosamente a unos pocos metros del Teatro Colón, el Teatro Nacional Cervantes, también conocido como el Teatro Nacional de Buenos Aires y declarado Monumento Histórico Nacional, constituye una de las principales salas de teatro del país: un palacio barroco que es bellísimo para irar desde su fachada externa y aún más cautivante para explorar puertas adentro.
Tanto con sus obras en cartelera como con sus visitas guiadas, las puertas del Teatro Cervantes se abren para que el público pueda recorrerlo más allá del telón, con detalles, secretos e intimidades que revelan su historia, su arquitectura y su alma. En este artículo te invitamos a descubrir la magia de uno de los edificios más extraordinarios de Buenos Aires, desde adentro y con todos los sentidos.
El Teatro Nacional Cervantes es sinónimo de un fuerte vínculo entre la cultura española y la argentina: fue fundado por los actores españoles María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza, quienes se trasladaron al país en 1897 popularizando el teatro de escena profesional en Argentina, y debe su nombre en homenaje al literato español Miguel de Cervantes Saavedra, autor del inconfundible e inolvidable Don Quijote de la Mancha.
Su construcción, en su única ubicación sobre la calle Libertad 815, fue posible gracias al apoyo del gobierno español y diversas ciudades de España, que aportaron materiales y elementos decorativos para el edificio. En consonancia con todo este esfuerzo y dedicación, se inauguró oficialmente en septiembre de 1921 con la puesta en escena de La Dama Boba, obra teatral de Lope de Vega y para la cual María Guerrero protagonizó el papel principal.
Con el tiempo supo consolidarse como el único teatro nacional de Argentina y, no es de extrañar entonces, que sea este el motivo por el cual la propia Secretaría de Cultura del Gobierno de la Nación lo describa como “el teatro federal, el de la memoria y la pluralidad”. Durante estos últimos años ha sido escenario de compañías teatrales de diversas nacionalidades y estilos, posicionándose como un espacio clave para las artes escénicas en Argentina.
En 1961, un desafortunado incendio destruyó gran parte del edificio. La reconstrucción incluyó la incorporación de un anexo diseñado por el arquitecto Mario Roberto Álvarez, obras que llevaron siete años de trabajo. El teatro reabrió sus puertas en 1968 y, según explican desde la gestión, a partir de ese momento y por un período de casi tres décadas, las temporadas tuvieron una producción teatral heterogénea, aunque sin quedar excluido de los vaivenes políticos del país y del peso de las dictaduras.
Tiempo después, en 1995, fue declarado Monumento Histórico Nacional mediante la Ley Nº 24.570.
Según información actualizada a través de su sitio web oficial, las visitas guiadas al Teatro Cervantes, un recorrido físico y a partir de historias y leyendas del lugar, se realizan los días lunes a las 11 y a las 14 horas. Las mismas tienen una duración aproximada de 90 minutos y su costo total es de $10.000 por persona.
En estas visitas guiadas, los visitantes podrán descubrir la majestuosidad de su arquitectura, los secretos de su construcción, los avatares que lo pusieron en jaque, y los sucesos que lo convirtieron en un templo del espectáculo. Para participar se pueden adquirir las entradas online a través del sitio web oficial del teatro.
¿Qué ver en su interior? Desde el foyer hasta la imponente sala principal María Guerrero, cada rincón guarda anécdotas, estrenos inolvidables y protagonistas de sus 103 años de historia que, según cuentan, “nunca se han ido del todo”. Por supuesto, entre sus principales atractivos se lucen: