Con un avance del 3,4 % sobre las 6,7 millones de hectáreas proyectadas, la campaña 2025/26 de trigo comenzó oficialmente esta semana en Argentina. El dato marca una demora interanual de 10 puntos porcentuales y se encuentra 4 puntos por debajo del promedio de las últimas cinco campañas, según el relevamiento al 21 de mayo.
Las zonas que más avanzaron con las labores son las del noroeste agrícola, donde incluso ya hay sectores con limitada oferta hídrica, por lo que futuras lluvias podrían impulsar la intención de siembra. Sin embargo, en el resto del área núcleo, especialmente en el centro-este y sur, las precipitaciones interrumpieron los trabajos y complicaron el a los lotes.
“Si los excesos se repiten, podrían forzar un reemplazo de los ciclos largos por ciclos intermedios o cortos”, alertaron técnicos en la región. La situación preocupa especialmente en Buenos Aires, una de las provincias clave en superficie sembrada.
Las lluvias récord que azotaron la región núcleo entre el 14 y el 19 de mayo provocaron anegamientos generalizados en campos y caminos del noreste de Buenos Aires, interrumpiendo las labores de cosecha de soja y generando serias complicaciones para la siembra de trigo. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, Localidades como Chacabuco, Rojas y Baradero sufrieron precipitaciones que superaron los 300 milímetros en apenas 72 horas, cifras que cuadruplican los promedios históricos de mayo.
La situación hídrica se volvió muy complicada en la región, donde ya se acumuló entre el 70 % y el 95 % del total anual de precipitaciones. Esta persistencia de lluvias generó un retraso crítico en la cosecha de soja 24/25, por eso los técnicos advierten que muchos lotes con más de 100 mm aún presentan agua en superficie, lo que aumenta el riesgo de desgrane, granos manchados y pérdidas de calidad.
Desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, advirieron que “la cosecha de la oleaginosa avanzó un 9,4 % intersemanal y ya alcanzó el 74,3 % del área apta, con un rendimiento medio nacional de 31,2 quintales por hectárea. En soja de primera, ya se recolectó el 81 % del total, con rindes sólidos especialmente en Córdoba (33,5 qq/Ha)”.
La soja de segunda lleva un 56 % cosechado, destacándose valores mejores de lo previsto en Córdoba, Entre Ríos, el norte de La Pampa – oeste de Buenos Aires, y el Núcleo Sur. Sin embargo, en el noreste bonaerense, donde se concentra el 21 % del área aún pendiente, las lluvias recientes complicaron el ritmo de trabajo.
Se va terminando la soja pic.twitter.com/FaAs1M6cG1
— Mario Gonella (@mg_agro) May 22, 2025
En esta región, se registran fuertes demoras interanuales: -9 p.p. en el Núcleo Sur y -20 p.p. en el norte de La Pampa – oeste de Buenos Aires. Se deberá evaluar si las lluvias afectan la calidad del grano y sostienen la tendencia de buenos rindes. Por el momento, se mantiene la proyección nacional de 50 millones de toneladas.
Desde la entidad rosarina destacaron que “en el partido de General Villegas, las lluvias fueron dispares: en el norte, Piedritas y Santa Eleodora sufrieron dos fuertes eventos de granizo, con rotura de instalaciones, silobolsas y daños materiales en zonas rurales. Allí aún resta evaluar los daños sobre cultivos no cosechados.
En General Pinto, si bien las lluvias no provocaron pérdidas de rendimiento, el 30% de la soja de primera y casi toda la de segunda siguen sin cosecharse. Técnicos de la zona reportan problemas logísticos, mercadería húmeda y deterioro en la calidad del grano.
El maíz con destino a grano comercial continúa su cosecha, aunque con lentitud. Las precipitaciones y la humedad de los granos, aún elevada en muchas zonas, impiden un mayor ritmo. A nivel nacional, se recolectó un 38,8 % del área sembrada, con un rendimiento medio de 80,7 qq/Ha.
En Córdoba, una de las provincias más relevantes para el maíz tardío, los rendimientos estimados son muy alentadores: 83,5 qq/Ha para el centro-norte y 78,4 qq/Ha para el sur. En el primer caso, se espera incluso una suba interanual del 11,8 % en la producción, pese a la fuerte caída en superficie. Esto cobra más valor considerando que esa zona fue severamente afectada por la chicharrita en la campaña previa.
En contraste, en el sur de Córdoba —menos afectado por la plaga— se proyecta una baja interanual del 23 % en producción, debido principalmente a la menor superficie implantada. Aun así, se sostiene la proyección de 49 millones de toneladas a nivel país.
Las lluvias trajeron alivio hídrico, pero también caos logístico y desafíos productivos. La región núcleo se debate entre aprovechar la recarga de napas y salvar la cosecha antes de que el clima vuelva a jugar en contra.
A priori, los productores estan muy atentos a los acumulados que se puedan generar durante los próximos días. Todo dependerá de una variable que el agro no puede controlar: que el cielo dé una tregua.