Temporal en Vera: la ciudad santafesina colapsó por la lluvia tras registrar más de 400 mm en 6 horas

La ciudad vivió una de las peores catástrofes climáticas de su historia: 117 evacuados, una víctima fatal y cientos de viviendas inundadas. Alerta en el norte provincial.

El temporal en Vera, Santa Fe, dejó una marca histórica: en menos de seis horas cayeron más de 400 milímetros de agua, un volumen de lluvia inédito para la ciudad. Las consecuencias fueron inmediatas: calles colapsadas, viviendas anegadas, centros educativos cerrados, una víctima fatal y más de 117 personas evacuadas.

Desde las primeras horas del martes la ciudad se encontraba en estado de emergencia. La intendente de Vera, Paula Mitre, calificó la situación como “una catástrofe”, y señaló que “no hay en la historia reciente un registro de tanto volumen de agua en tan poco tiempo”.

La lluvia comenzó a la tarde del lunes y no dio tregua hasta bien entrada la madrugada del martes, generando inundaciones generalizadas en todos los barrios, con especial impacto en San Martín de Porres y Martín Fierro.

Una mujer mayor falleció producto de un paro cardíaco en medio del caos, mientras otras personas debieron ser hospitalizadas por crisis nerviosas, cuadros respiratorios y al menos un parto atendido de urgencia. El hospital local debió evacuar parte de sus instalaciones por ingreso de agua, situación que obligó a reconfigurar la atención sanitaria en medio de la emergencia.

La ciudad colapsó por las lluvias

En los clubes Huracán y Gimnasia, y en instituciones del barrio San Martín de Porres, se organizaron los principales centros de evacuación. Desde el cuartel de Bomberos Voluntarios de Reconquista, su jefe César Romano confirmó que brigadas de varias localidades de la región trabajan intensamente en Vera.

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Así quedó una ambulancia producto de las inundaciones en Vera (Foto: Twitter @pabloalelandro)

Mientras tanto, muchas familias se negaron a dejar sus hogares por temor a robos, lo que complicó aún más las tareas de rescate. En varios sectores, los vecinos pasaron la noche con agua hasta las rodillas.

Varios vehículos quedaron inutilizados tras intentar circular por calles anegadas y las autoridades pidieron evitar todo desplazamiento salvo por necesidad extrema.

A este escenario de emergencia se suman críticas hacia el Gobierno nacional y Vialidad Nacional por parte de la intendente Mitre, quien denunció que la Ruta Nacional 11 actuó como un "dique de contención", agravando el anegamiento. Según explicó, hace meses se reclama la construcción de alcantarillas y obras hídricas que permitan drenar con mayor rapidez el agua acumulada.

La región, con excesos hídricos

El desastre de esta semana no llegó de manera sorpresiva. Hace apenas unos días, una serie de tormentas intensas ya había golpeado a la región norte de Santa Fe.

En aquel momento, varias localidades del departamento Vera registraron precipitaciones que, si bien menores, provocaron cortes de caminos rurales, suspensión de clases y las primeras complicaciones en viviendas precarias.

En esa oportunidad, el municipio de Vera ya había alertado sobre la saturación del suelo y la imposibilidad de absorber nuevas lluvias. Los caminos vecinales comenzaron a deteriorarse, y el escurrimiento de aguas fue cada vez más lento.

Sectores rurales, sobre todo los ubicados al este y sureste de la ciudad, reportaron acumulados que superaban los 120 mm en menos de 48 horas, sin contar con infraestructura adecuada para encauzar ese caudal. Los primeros anegamientos ya mostraban un sistema colapsado, una señal que no recibió respuestas a tiempo.

La situación actual en el norte de Santa Fe

Aquel temporal, aunque de menor magnitud que el actual, ya había puesto en evidencia las debilidades estructurales del sistema de desagües urbanos, así como la falta de planificación hidráulica regional. Vecinos y productores agropecuarios habían manifestado públicamente su preocupación por lo que se preveía como una temporada difícil.

La situación se volvió aún más crítica por la ausencia de obras de mantenimiento en canales rurales y cunetas, muchas de las cuales se encuentran obstruidas o invadidas por maleza, lo que impide su correcto funcionamiento durante lluvias intensas.

El resultado fue que, con el nuevo episodio extremo de esta semana, el sistema hídrico y la respuesta operativa local ya estaban tensionados. La combinación de suelos saturados, lluvias torrenciales y falta de obras estructurales fue explosiva, y derivó en una catástrofe con daños incalculables, tanto materiales como humanos.

La ciudad de Vera enfrenta ahora una doble tarea: la asistencia inmediata a los damnificados y la reconstrucción de barrios enteros. A medida que bajan las aguas, los daños emergen con crudeza: pisos levantados, muebles inutilizados, electrodomésticos arruinados, pozos ciegos desbordados y cortes eléctricos. Para muchos, el temporal de mayo 2025 marcará un antes y un después.