El Parque Nacional Iguazú fue creado en 1934 con el objetivo de conservar el entorno y la biodiversidad de las cataratas del Iguazú, las que en 2011 resultaron elegidas como una de las siete maravillas naturales del mundo. La superficie de esta área protegida es de 67.620 hectáreas, que se subdividen 59.945 hectáreas para el parque nacional y 7.675 hectáreas para la reserva nacional, que es donde se encuentran los saltos de agua.
Dicho territorio se ubica íntegramente en el departamento Iguazú, bordeando el río homónimo en el extremo norte de la provincia de Misiones. Para llegar a las cataratas se debe acceder por la ciudad de Puerto Iguazú.
Las cataratas del Iguazú están formadas por 275 saltos de hasta 80 metros de altura de los cuales el 80 % están del lado argentino, alimentados por el caudal del río Iguazú . Algunos de los más emblemáticos son el Salto San Martín, Salto Bossetti, Salto Dos Hermanas y la imponente Garganta del Diablo entre otros.
La visita puede realizarse a pie por el sendero verde y las pasarelas de los circuitos o bien utilizar el sistema ferroviario del Tren Ecológico de la selva, impulsado a energía eléctrica o gas. Se pueden realizar paseos en lancha bajo los saltos y caminatas por senderos apreciando algunos animales de la selva subtropical paranaense.
Son saltos de más de 150 metros de longitud con una caída de más de 80 metros de altura (como un edificio de 30 pisos). La caída confluye en forma de herradura y posee un caudal promedio de 1500 metros cúbicos por segundo (suficiente para llenar 36 piscinas olímpicas en solo 1 minuto). Esta enorme masa de agua conmueve a visitantes de todo el mundo.
Una de las mejores experiencias que ofrecen las cataratas es la visita al parque durante las noches de luna llena. En sólo cinco oportunidades al mes, el silencio de la noche trae el murmullo de la selva y el rugido de la Garganta de Diablo a los oídos de los visitantes.
En el año 1542, el explorador Alvar Núñez Cabeza de Vaca descubre las Cataratas y las llama “Saltos de Santa María”. Entre 1608 y 1767 la zona fue ocupada por los Jesuitas, quienes llegaron para evangelizar a los guaraníes, habitantes de estas tierras que vivían en comunión con la selva.
Hacia 1882 llegan a las Cataratas las expediciones de Ramón Lista, Giaccomo Bové y Gregorio Lezama, estas últimas guiadas por Carlos Bossetti. Lezama fue el primer propietario de estas tierras, pero por considerarlas de escaso valor las vendió en un remate público: el anuncio decía que se trataba de un “bloque de selva que linda con varios saltos de agua”.
Años mas tarde, el Gobierno comienza a darle importancia a esta región del país. Es por eso que en 1902 le asigna al paisajista Carlos Thays la tarea de relevar detalladamente las Cataratas por encargo del Ministerio del Interior de Argentina y recomienda la creación del “Parque y Reserva del Iguazú”.
El 9 de octubre de 1934 y luego de esta incorporación al patrimonio nacional, fue declarado Parque Nacional para su conservación y preservación, Protegido por la Ley 12.103. Debieron pasar 50 años mas para que el Parque Nacional Iguazú sea declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Recién el 11 de noviembre de 2011 las Cataratas del Iguazú fueron seleccionadas como una de las Nuevas Maravillas Naturales del Mundo, en una votación mundial organizada por la fundación suiza New 7 Wonders. Varios años mas tarde, la propia UNESCO calificó al Parque Nacional Iguazú como un sitio de “Valor Universal Excepcional” dado que se trata de “un territorio de importancia cultural y natural tan extraordinaria que trasciende las fronteras nacionales y cobra importancia para las generaciones presentes y venideras de toda la humanidad”.
La flora arbórea del parque nacional Iguazú está compuesta por más de 90 especies, siendo características del lugar las comunidades de palmito palo rosa o perobá. Este último es un árbol que puede alcanzar hasta 40 m de altura y a cuya sombra crecen los palmitos; palmeras cuyos troncos terminan en un cogollo comestible.
Entre las principales especies de aves que habitan en el lugar, debe citarse los vencejos de cascada, que vuelan atravesando los intersticios de las columnas de agua para posarse sobre la pared rocosa, donde generalmente anidan. Entre las especies en peligro de extinción que ampara el parque, deben citarse el yaguareté, el tapir, el ocelote, el yaguarundí, el oso hormiguero gigante, el tamandúa, las águilas selváticas, y el yacaré overo.
Entre las especies en peligro de extinción que ampara el parque, deben citarse el yaguareté, el tapir, el ocelote, el yaguarundí, el oso hormiguero gigante, el tamandúa, las águilas selváticas, y el yacaré overo.