Aún hay mucha gente que piensa que el marisco o el pescado ultracongelado es de peor calidad que el fresco. Incluso relacionamos el precio menor que el fresco con esa disminución de garantías o nutrientes. Nada más lejos de la realidad.
Al marisco (y pescado) ultracongelado le vamos a llamar el alimento de las seis 'S':
Si vamos a comprar marisco ultracongelado, debemos fijarnos en la integridad del envase, que no esté roto y que no tenga escarcha (por favor, asegurémonos de que hemos cerrado correctamente la puerta de los freezers en el supermercado).
Es otra opción, pero es necesario conocer las diferencias de la ultracongelación (a -40 ºC en poco tiempo), que es una congelación dinámica, que la que hacemos en casa, que es una congelación estática a -18 ºC que es la temperatura que tienen nuestros freezers.
Esta congelación se realiza desde la capa externa a la interna en más tiempo. Se forman cristales de hielo más grandes que en la ultracongelación y, en ocasiones, esto puede afectar a la textura.
Tampoco influye de forma importante a las características nutricionales, pero es mejor congelar de la forma más plana posible, en un congelador que no esté demasiado lleno y manteniendo limpio y sin escarcha.
Siempre debe hacerse en la heladera, nunca a temperatura ambiente. En el caso de gambas, langostinos o cigalas en crudo, se puede descongelar sumergiéndolo en agua fría con un puñado de sal. Si se va a cocer, se puede hacer directamente desde congelado.
Nos sobran los motivos para que no limitemos nuestras compras al marisco fresco. A veces la industria alimentaria tiene recursos que podemos aprovechar para facilitarnos la vida.