Estados Unidos recorta el mantenimiento de satélites meteorológicos y expertos alertan por sus consecuencias en el mundo

La istración Trump ordenó aplazar el mantenimiento de satélites meteorológicos clave y los riesgos de esa decisión ya generan alarma en la comunidad científica global.

el programa JPSS demandó hasta el momento más de 13 mil millones de dólares.

De hecho, el satélite polar más antiguo, llamado Suomi, se lanzó en 2011 y ya se encuentra en la recta final de su vida útil. Están previstos dos nuevos lanzamientos: uno en 2027 y otro en 2032. Pero, por ahora, nadie en la istración actual planteó cancelarlos.

El problema no termina en la NOAA. La NASA también enfrenta dificultades: tres de sus satélites que recogen datos atmosféricos y climáticos clave están próximos a retirarse y no hay reemplazos previstos para algunos de sus instrumentos, como el espectrorradiómetro MODIS, que monitorea bosques, glaciares y océanos. Los expertos confiaban en que los satélites de la NOAA pudieran cubrir parte de esa tarea, pero este escenario complica aún más la situación.

Andrew Rosenberg, exfuncionario de la NOAA en tiempos de Clinton, fue contundente: “¿De verdad alguien puede pensar que mantener equipamiento de alta tecnología, carísimo y que brinda información vital es un desperdicio?”.

Una decisión que podría salir muy cara

Lo cierto es que la suspensión del mantenimiento no solo amenaza la capacidad de anticipar tormentas y proteger comunidades. También puede comprometer décadas de monitoreo climático y cooperación internacional. Recortar ahora lo que se invirtió durante años puede significar costos mucho mayores a futuro: desde la pérdida de vidas humanas hasta daños materiales multimillonarios.

La ciencia climática depende de satélites que miran desde el espacio y brindan la información que ningún instrumento terrestre puede ofrecer. Dejar de cuidarlos es, en palabras de Spinrad, “como apagar las luces y manejar de noche, esperando que nadie se cruce en tu camino”.